Uno de los aspectos de la vida al que nosotros prestamos más atención es
al ámbito tecnológico, por lo que presento esta lista de siete (7) pecados
capitales que no debes cometer jamás. En el mejor de los casos, seguir estos
consejos te salvará de muchos problemas a nivel informático.
Utilizar Windows XP
Sí, les gustó a muchos. No, no es
buena idea seguir usándolo. Porque este sistema operativo de Microsoft tiene
más de diez años de antigüedad, habiendo ya perdido el soporte para
servicio técnico general por parte de la compañía creadora. Y no sólo eso, sino
que al ser tan viejo, no es compatible con gran cantidad de software moderno ni
funciones propias de las nuevas décadas, por lo que más de alguna vez te
encontrarás con el problema de no poder instalar un programa que deseas.
Quizás es útil en ciertos entornos
de trabajo donde el área de trabajo no ha actualizado la plataforma en diez
años, sin embargo, que sea funcional no significa que sea óptimo, ya que puede
ser bastante inseguro usarlo en dicho entorno, especialmente si se corre a la
par del navegador web Internet Explorer 6, clásica combinación con la que
muchas empresas funcionan.
Recomendamos saltar a Windows 7,
sistema operativo muy estable que soporta las tecnologías más modernas, es
seguro y a la vez fácil de utilizar. Ni
pensar en correr la versión intermedia Windows Vista.
Instalar toda la suite de seguridad del antivirus
Los virus y amenazas
informáticas son reales y muy peligrosos, eso es innegable. Sin embargo,
algunos paquetes de seguridad ofrecen una serie de características muy
saturadas, con escudos para e-mail, navegadores web, P2P, y un sin fin de
herramientas. Todo esto hace que la computadora funcione lento al tener tantos
procesos ejecutándose de fondo, algo que se puede evitar sencillamente
utilizando el sentido común.
Porque si bien es necesario tener
un escudo residente para el sistema de archivos y también para escanear
unidades extraíbles como memorias flash (pendrives), quizás se puede evitar el
resto de las opciones al navegar en forma inteligente por Internet. Esto significa no creerle a los anuncios
que dicen: “Eres el visitante 99.999 y ganaste un millón de dólares”, ni
tampoco a las promesas de una Green Card a Estados Unidos.
También es buena idea abrir con
cautela los correos electrónicos y no presionar cualquier vínculo que vemos en
pantalla, especialmente si son promesas demasiado buenas. Porque en Internet
casi nadie regala cosas, así que anda con cuidado y todo debiera estar bien.
Utilizar un teléfono con Windows Mobile
Este
sistema operativo móvil de Microsoft tiene once años
de antigüedad y está descontinuado. Mala idea seguir usándolo.
Porque además de tener un reemplazo con el innovador Windows Phone 7, con
cualquier otro móvil inteligente más económico nos hacemos con más
características que con un Windows Mobile.
Porque hay pocas
aplicaciones y los terminales son viejos y lentos, con tecnologías
obsoletas. Ocupar uno además no entrega una gran experiencia de
usuario, por lo que muchas veces puede ser un dolor de cabeza intentar hacer
algo que en teoría es fácil. Incluso, a ratos la interfaz de usuario parece ser
la de un celular convencional no inteligente.
Tener barras de herramientas en el navegador. Miles.
Una buena forma de interrumpir la
productividad dentro de un navegador web es a través de barras de herramientas.
Esta clase de software se instala en el sistema y activa funciones totalmente
innecesarias a las cuales se puede acceder desde el mismo navegador web,
haciéndolas redundantes.
Por ejemplo, la barra de
Google ofrece búsquedas en Google. También hay otras que entregan bloqueo de
ventanas emergentes, algo que se consigue con un plugin. Y éstos
son los casos buenos, porque hay otros donde aparecen enlaces a
sitios web desconocidos, conexiones a servicios de rankings inútiles,
duplicación, triplicación de funciones básicas como “Cortar”, “Copiar” y
“Pegar”, servicios de emoticones que sólo pueden ver personas con la misma
barra de herramientas instalada en su PC, ofertas comerciales y un
largo, larguísimo etcétera.
Además, algunas de ellas
contienen Spyware, es decir, código espía que vigila tu actividad, algo que
suponemos, nadie quiere. Todo esto pone lento al navegador y a nuestras mentes.
No recomendable.
Utilizar una contraseña repetida o muy obvia
No cometer este pecado es muy
importante, ya que hacerlo pone en riesgo la seguridad de cuentas importantes
como la del banco o correo electrónico. El consejo es simple: no uses la misma
contraseña siempre, ni tampoco una muy fácil de adivinar.
Combinaciones como “asdf1234″,
“qwertyuiop”, “contraseña”, “1234567890″ o “macoy123″ no se deben usar, porque
son obvias y cualquier persona con tiempo o un programa especial para adivinar
passwords de manera automática puede obtenerlas, con software existente que bombardea
la cuenta personal con muchas mezclas al azar, hasta dar con la correcta.
Ejecutar esta medida toma sólo
unos minutos y es bastante lo que podríamos salvar, así que ¿por qué no
hacerlo? Si a esto sumamos el almacenamiento de las nuevas claves en nuestra
cabeza o un soporte físico muy bien cuidado, jamás debiéramos tener
problemas de seguridad.
No respaldar la información de tu disco duro
Es clásico cuando alguien que
lleva tres años trabajando en su tesis por ejemplo doctoral pierde la
computadora. La única computadora de toda la galaxia donde estaba el trabajo de
su vida, en el único disco duro del universo que almacenaba los bits más
relevantes de su carrera.
¿Cómo, pero cómo no
se le ocurrió respaldar esa carpeta con archivos?
Después hay que ofrecer
recompensas millonarias para que el ladrón, o quien haya encontrado el PC, se
digne a devolver un documento que a veces pesa menos de 1MB. Esto es fácilmente
evitable si tomamos algunas precauciones.
Se pueden respaldar los datos en
un soporte externo, como un disco duro secundario, CD, DVD, memoria flash
(pendrive) o hasta el teléfono móvil. Hay muchísimas formas que requieren
únicamente de conectar el dispositivo al puerto USB y en 60 segundos se pasa la
información.
También es posible utilizar un
servicio de almacenamiento en la nube de Internet. Esto permitirá acceder a los
datos desde cualquier computadora, así que incluso si perdemos el
equipo, los DVDs, pendrives y discos externos, podremos tener nuestro trabajo
conectándonos a Internet.
Acá destacan los servicios dados
por Dropbox, el que en forma gratuita incluso te permite crear una carpeta en
tu computadora donde depositas los archivos y los sincroniza automáticamente
con la nube. Nada más fácil. Y puede salvar tu vida.
Utilizar mal las redes sociales
Estás en una fiesta, tomas unas
copas, vasos, botellas o barriles de más, y casualmente estás borracho.
Escribes cosas que no deberías en Facebook, como por ejemplo, una declaración
libidinosa de amor a alguien que no lo sabía. Y al otro día, te arrepientes por
el resto de tu vida por lo que hiciste y ella te odia. Mucho.
Peor aún: en esa misma borrachera
inesperada, caes dormido por el cansancio del día y un buen amigo recoge de
buena fe tu teléfono móvil para escribir cosas en tu cuenta de Twitter. Cosas
relacionadas a un supuesto cambio de orientación sexual. O ligadas a lo mucho
que estimas a los padres de tu novia. Cosas, por supuesto falsas, que no
deberían ser publicadas a tos 300 seguidores en Twitter.
Otro ejemplo: Le dijiste a tu
novia que estabas trabajando en el centro de la ciudad e ibas a llegar tarde a
casa. Y en un arranque de lucidez, en ese mismo momento, haces check-in en
Foursquare desde un hotel de dudosa reputación. Genio.
Situaciones como éstas hay por
miles, y para evitarlas hay que seguir un sólo consejo: pensar antes de entrar
a una red social. El mundo moderno está motivado por la ansiedad de compartir
vía Internet lo que hacemos incluso dejando en segundo plano lo que
efectivamente hacemos, llevándonos a realizar conexiones que quizás era mejor
evitar. Cuida tu privacidad.
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