¿Deben las empresas prohibir el uso de las redes
sociales en el trabajo?
Un gran
dilema al que se enfrentan hoy en día las empresas. Las redes sociales ya
forman parte de nuestra actividad diaria, son un medio más para mantener el
contacto con nuestro entorno. De ahí que resulte difícil separlas del resto de
las tareas cotidianas. En cambio, muchas empresas consideran que son una
auténtica distracción, que supone una pérdida de tiempo para los empleados.
Entonces ¿es
conveniente privar a los empleados de toda actividad social? ¿realmente son tan
perjudiciales para la empresa? Existen razones de peso tanto en favor como en
contra del uso de las redes sociales en el entorno laboral.
Los empresarios se enfrentan algunos temores
Las redes
sociales afectan a la productividad de la empresa. El hecho de que los
empleados dediquen parte de su jornada laboral a la actualización de sus
perfiles sociales a priori no beneficia al jefe. Más bien lo contrario,
mientras están distraídos en su actividad 2.0, realmente no están trabajando.
Según los datos ofrecidos por Learnstuff.com, 1 de cada 10 trabajadores está
más tiempo en internet que trabajando. El estudio indica que los trabajadores
interrumpen su actividad laboral cada 10,5 minutos para actualizar sus perfiles
sociales, bien sea tuiteando, actualizando su estado en Facebook, o enviando
mensajes.
Pueden provocar problemas de seguridad informática. Si los trabajadores utilizan los equipos informáticos de la empresa para tareas no relacionadas con su actividad laboral, que impliquen la descarga de programas y ampliaciones, pueden comprometer la seguridad de los mismos, debido al malware, muy presente en los Social Media.
Están más expuestos al acoso laboral. Los empresarios consideran que un mayor aperturismo a nivel social puede dar pie a situaciones de bullying y acoso en el trabajo.
Ventajas de
permitir las redes sociales en el trabajo
Las redes sociales son una potente herramienta de comunicación, que no conviene menospreciar. Bien gestionada, es posible contar con una política de uso de los medios sociales en el entorno laboral, que regule su uso.
Si los empleados únicamente utilizan las redes sociales a título personal, conviene normalizar su uso, haciendo un llamamiento a la coherencia y respeto por el entorno laboral. Del mismo modo que si se tratara cualquier otra vía de comunicación, como el móvil personal. No es cuestión de animar a su uso, sino de tratarlo como una parte más del día a día. Un trabajador poco productivo no necesita las redes sociales para evadir sus responsabilidades, le bastará con cualquier otra excusa.
Generaliza el uso de las redes sociales como un beneficio añadido de la empresa. Un trabajador satisfecho puede ser el mejor embajador de la marca. Si éste considera que la empresa se preocupa por su bienestar, y le permite ciertas licencias, se sentirá más identificado con la organización, y la recomendará a la menor oportunidad.
Prohibir las
redes sociales en el trabajo no es una solución útil. El 45% de los empleados
confiesa que revisa sus perfiles sociales a escondidas, según una encuesta
realizada por Laborum.net el año pasado.
Las redes
sociales también son una herramienta de trabajo. El estudio global de Ipsos,
indicaba este verano que cerca de la mitad de los empleados considera que si
utilizara las redes sociales en el trabajo sería más productivo, el 37% de los
empleados afirma que realizaría mejor su trabajo si le permitieran utilizar las
redes sociales.
Por tanto,
las redes sociales no son tanto una amenaza para la productividad de la
empresa, como una herramienta que ayuda a flexibilizar y agilizar la
comunicación, tanto a nivel interno como entre la empresa y sus públicos.
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